CRÓNICA QUINTA: TRASTABILLANDO CON MI PROPIA COLA.



Como siempre fantasmagoricamente nos arrastrábamos por la habitación, sorteando obstáculos invisibles y esquivando a las palpitaciones esporádicas... eso siempre tratando de no verse en las aguas turbulentas del espejo del baño que eran una suerte de portal al mundo de los sueños, donde habitaba algún personaje de ficción de mi adolescencia.


Etapa de bi-pass le llamamos, mientras hablamos de todos nuestros sueños sepultados como si fuera un secreto de estado, en este mundo los pocos “designados” para el destino que parece inminente somos invencibles... al menos por un rato.

Últimamente preferíamos el dúo a lo sumo la tía desorbitada nos brindaba la “rigidez” de su morada para hacer la fechoría, la etapa de bi-pass la había alcanzado a ella también (al menos eso reflejaba su deuda con el sheriff, que si mal no recuerdo fue saldada en su ultima visita) las cosas nos iban relativamente bien, por lo que nuestra trastabillosa falta pasaba desapercibida, pero siempre estaba ahí, esperándonos en cada rincón de ese sucio salón pernicioso que nos amamanta con sus mas cálidas melodías al ritmo del narigueteo contante de la musica bi-pass,
El que dice que saltea, es el primero en mirar cuando se sirve la delgada linea roja, así como cuando se esta por terminar el que lame el plato paga la próxima, esta cantado, esta escrito.

Siento que mis 30 octubres marcan el final de mi paciencia, la niñería barata y el histeriqueo maquiavelico ya no me divierten y por si eso fuera poco ya no podemos ir a rumbear por nuestros antiguos escondites (en la mayoría estamos vetados o alguien vomito a la cajera)
todo se vuelve monótono, gris y acuoso.... parece un mal flash ketoso contante el caminar por la calle viendo caretas rodando por la acera, me dan ganas de escupirlos, pero temo ser betada, en ese mundo de mierda que no me gusta, pero que por ponerle “sociedad” le dieron poder, importancia, cuando las copas son mas que 6 aflora mi personalidad y termino en el parque lezama sentada en el pasto esperando un recital inexistente que jamas nadie compro ni en el peor de sus días de troglodita en celo, por lo cual camino y camino al ritmo de los soretes pero no los piso.

En ocasiones logramos despegár la nave nodriza en busca de sentir
algo que nos haga recordar lo que eramos antes de ser la madrina de blanca nieves, una de esas noches se fue armando un grupito raro, una suerte de travestis glamour, enanos con bigotes y alguna que otra alimaña de la corte.. a pesar de todo eramos bastante coexistentes para lo que eramos en realidad y la noche fue el resurgimiento de muchas cosas capas por ahí olvidadas por el tiempo y la codicia de nuestro preciado anillo. Karaoke, la bomba tucumana, y yo al ritmo de una lesbiogorda bigotuda me revivió la risa (esa camarera si que movía las cachas) esa noche fue especial para la tia, añoro esa noche como muchas otras noches que le subsiguieron (pero ese es un tema triste y la lesbiogorda me saco una sonrisa así que aca termino con eso por ahora) lo importante es que todo termino bien, como era previsto la lesbiogorda se quedo bailando con el palo amargo y nosotros nos dirigimos al antro mas cercano en patrocinio de nuestra chelista invitada, que buena noche.. pomelo termino como yo con un problema estomacal producto de los panchos en mal estado del kiosquito de enfrente y la bomba tucumana que no dejaba de revolverle las tripas... pero al fin de cuentas llegamos a destino todos vivos.

Si tendría que enfrascarlo en una frase diría:



”Hoy veo a través de tu interior y con los ojos de la percepción abraso tu alma y digo NO, basta esto nos hace mal a ambos pero es tan rico que no puedo dejar de lamerme”

Estamos vivos de pedo, vomitamos de risa, odiamos a quien no lo merece, amamos a quien no nos ama, cometemos un sin fin de errores y nos divertimos en el trayecto... No quiero una lesbiogorda pero tampoco quiero ser la sirvienta de blanca nieves, así que me compre una bici y vuelvo, vuelo tan lejos como puedo y como birras me alcanzan... Temperley, el furgón y la radio en forma de cono me hizo recordar los tiempos del revoltijo terminator, compro, camino con quien acepte sacarse la careta y reírse a trabes de los espejos que tanto nos cuesta dejar de mirar. 

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