CRONICA SEGUNDA: LA TIA DESORVITADA ( y ketaminicamente armada)

Romans Le mans
Desorbitada estaba la tía, deglutía aquellas empanadas con tanto ahinco como nuestros adormecidos cuerpos nos lo permitían, la planta sagrada escaseaba por lo que debimos a recurrir cual buen drogon al botiquín canino que nos proveía de las sustancias que saciaban esa sed de estados necesitados. La noche se oscureció temprano, entre remembranzas e intrigantes se fue abriendo paso la vedette tan esperada apenas entrada la noche, nos calzamos las caretas cual forajido en busca del anonimato y nos adentramos en los confines del arrabal asfáltico dejando al descubierto el flaqueo de nuestras almas.

Emergiendo de entre las cenizas de un pucho mal apagado, hay estaba el, el dueño de la orquesta, tambaleante y radiante, típico con su sombrerito de paja y su camisa mal trecha, aprovecho el movimiento para sacarme un pucho y se fue... 

tambaleante como llego y tan tranquilo que me sorprendió... esa paz que irradia la gente a la cual le importa todo nada, me encanta... sera por eso que el cosmos me tiene atrapada en este sin fin de irrealidades, pensé...

Avanza el rollo; Se cambia la tira; Otros personajes entran en escena.
Me doy cuenta el desfasaje temporal... pero no hay tiempo de corregir...seguimos

Las burbujas nos ubican en el lugar estratégico, mas cómodos que almohadas retozábamos de alegría al ritmo de las flashadas del jipi lunar... que alegría cuando fue rock.
Terminada la función principal, espesaron a desfilar un sin fin de marionetas, pobresitos los que no ven... pobresitos los que no son.
Esta asquerosa perversión nos condena como seres humanos al delirio de lo enfermizo, decía la tía que estaba mas desorbitada que el MIR, nos dirijimos al respiradero danzante y humeante en busca de mas sustancias... encontramos planta encontramos paz...
El ex-drummer había caído en un sueño profundo... no conformes con lo ya logrado reptábamos de un lado a otro embebiendo al publico con nuestro aleteo alucitropico.
Poco a poco la noche iba llegando a su fin... café al coñac en el vestíbulo e hidrocloruro en el lavabo, quien pudiere ser capitán del barco sin fin que me lleve a los confines de tu alma... Malabareante y danzante estaba la flor, serena de tanta paz, extasiada de tanto rock...


Es hora de volver, decía el tulipán maltrecho de tanto humo no cannabico, nos retiramos con la poca dignidad que nos quedaba a nuestros respectivos aposentos... la historia no termina acá, pero me canse de escribir... sobre estas cosas que ni yo entiendo... después sigo... necesito mas hidrocloruro. 

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